Medicina alternativa contra alternativas a la medicina

En la actualidad el tema de la medicina alternativa y las alternativas a las medicina causa mucha controversia entre el colectivo científico, ya que  todo el mundo tiene una fuerte opinión sobre el tema. Ene este blog explicaré un ejemplo de cada una de estas ramas y expondré mi opinión sobre cuál me parece más fiable y adecuada.

Por una parte, la medicina alternativa es toda práctica que afirma tener los efectos curativos de la medicina convencional pero que no está apoyada por pruebas obtenidas mediante el método científico.

Un ejemplo es la homeopatía, que es un método terapéutico para la prevención, alivio o curación de enfermedades utilizando medicamentos homeopáticos; estos medicamentos tienen la ventaja de que en general, no tienen efectos secundarios. Este método es eficaz para prevenir y tratar tanto enfermedades agudas como crónicas, en infecciones de repetición e incluso en cuidados paliativos. Además busca ayudar al paciente a restablecer su equilibrio natural; recurriendo para ello a un tratamiento individualizado.

Por otra parte, las alternativas a la medicina son aquellos conjuntos de técnicas que tratan de sustituir la medicina convencional. Suelen ser prácticas tribales y generalmente tratan de buscar el beneficio económico engañando a la gente. Un ejemplo sería la "Terapia del Ángel". Consiste en terapeutas angelicales como nuestros enlaces con estas criaturas divinas. Existen incluso muchos libros sobre expertos en ángeles y en desarrollar técnicas para contactar con ellos



Desde mi punto de vista, ninguna de estas dos vertientes conseguirá sustituir a la medicina que conocemos hoy en día. Sí creo que algunas de estas técnicas puedan tener efectos positivos en sus pacientes, pero considero que muchas de ellas juegan con los sentimientos de gente enferma y les estafan, aprovechándose de su desesperación. Debemos poner medida contra estas prácticas y ser más cautos a la hora de ponernos en las manos de estos "terapeutas" y aunque suene trágico, reconocer que algunas enfermedades no tienen cura.